Día tras día, instante tras instante,
sucesivamente somos y dejamos de ser;
la misión, lenta pero segura, se completa
hasta volvernos gradual pasado,
el pasado del pronto mañana.
Nos movemos entre parámetros de ritmos
configurando el esquema que nos apresa;
un principio sujeto al inexorable ocaso,
un desarrollo entrañando inevitable final,
avanzando en el devenir lógico e ineludible,
en donde Sócrates solo fue otra forma,
que Santo Tomas no encarno sino lo mismo,
…y el propio Jesús se sumó al fatal encierro,
el encierro del ser dentro de un proceso.
Y si hoy somos lo que para mañana solo fuimos,
y si la existencia se nos evapora en cada jornada,
y si el trajinar nos lleva a lo finito de nuestro ciclo,
y si vivir significa acercarnos hacia la muerte,
¿que otra cosa nos queda entonces por dejar?,
más que el tiempo mismo por el cual desfilamos.
Nacemos sustancia de materialidad actual,
surgimos novatos en la grafía humana
escurgando el sentido de nuestro paso,
aprehendiendo al medio que nos moldea
y en nuestra aceptable vigencia temporal
pensamos, cuestionamos, nos revelamos
queriendo continuar con la existencia,
aportando de nuestro ser para la vida.
Mas por reacción instintiva que por entendimiento
realizamos sendos esfuerzos por un vivir perecedero,
lapso transitorio que en su seno y esencia nos mata.
Subestimando el carácter pasajero del vivir
nos comprometemos con nosotros mismos,
experimentamos esos nuevos comienzos,
sentimos o vemos, percibimos o suponemos,
pretendiendo siempre superar las barreras.
No obstante, que un día dejaremos de ser,
esto que hoy somos se va erosionando,
morimos en cada instante que disfrutamos,
hay una pizca del ser que se nos resta,
vamos derecho hasta el inexorable final,
al polvo o materia de que provenimos,
la fugacidad que nos emborracha de ilusión,
haciéndonos creer el centro del ego.
Daniel Joya
1 comentario:
Que profundas elucubraciones hechas poesía amigo. Eso se llama entrar a una fase especial de acumulacion de riqueza de vida donde se mide y pesa cada segundo de nuestra existencia.Donde somos concientes del carácter efímero de la vida y sabemos que la felicidad no es un status de vida, solo son momentos que nos permiten continuar con la faena ¡Bienvenido al bloque!... Pero en su caso en particular, le pasará como el águila que deberá inmolarse para luego renacer y volar más allá de los horizontes visibles al regular y al mundano. Transitará allí mismo donde solo llegan los grandes, los que nunca se rindieron...
Me gusta además la música de este blog.
¡Felicidades mi querido Daniel!
Bessy Blanco
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