
Ante la corte suprema de justicia situada en Antiguo Cuscatlán, el caso de uno de los ciudadanos de la bella Villa de Akulhuakatitlan iba a comenzar.
Omarr Emanuell Guzmán, observó a sus acusadores. No sintió ni el menor rencor contra ellos, los vio y se dijo: "Creo que la única forma para que se calme la tempestad verbal por la cual estoy siendo acusado; seria dejar de usar mis iniciales, pues mis censuradores piensan que constantemente me estoy comparando a Gea, nuestra madre tierra, simplemente porque uso mis iniciales al revés, pienso que ya es tiempo que deje de decir que no creo en Apolo y peor aun, que no existe. Desde ahora en adelante, exaltare su gran nombre y evitare mi proselitismo, pues los creyentes son muchos y me pueden matar."
La verdad, la meritita verdad, Geo estaba muerto, el juicio no era nada real, era un simple sueño, pues los muertos también sueñan y esa era una completa y martirizante pesadilla, a veces pensaba que era Apolo, y a veces su enajenación le ocasionaba visiones esquizofrenias aun despierto o dormido, a veces creía que había resucitado cerca de las Joyas de Ceren en un mundo de ultratumbas, en otras ocasiones era atacado por sentimientos de grandiosidad y se creía Jesús, Sócrates, Satanás, o el cacique Ateotl en la época de oro del Tazumal, a veces creía que era Apolo a pesar que sabia que no existía, entonces adquiría una punga consigo mismo.
Según su pesadilla, el tribunal dicto la sentencia máxima, el séptimo juez hallo culpable a Geo de herejía, traición, sedición y proselitismo. Su pena fue 69 años de reclusión y exclusión solitaria en un asilo para enfermos mentales, bajo el tratamiento del doctor Moritz hasta que este encontrara la forma de que volviera a la realidad y que infaliblemente creyera en el mundo de los dioses, la fe, el cielo y la eternidad.
Antes que concluyera su pesadilla dijo: "¡Si! Que tonto soy, que imbécil, que absurdo y loco, dejare de profanar el nombre de Apolo, y así posiblemente evite este juicio en el que puedo perder la única vida que tengo, Apolo, Apolo, Gran Apolo, ya siento que me dicen: Bebe la cicuta grandísimo hijodelagran$ *#@."
© Omar DLP Guzmán Cruz
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