lunes, 3 de agosto de 2009

G.E.O. APOLO Y SU APOLOGÍA… .


"A veces se da el caso de que los personajes opinen en contra de lo que yo pienso. Eso lo hago para establecer una contradicción dialéctica, en el seno de la expresión poética. El lector es quien puede resolverla." – Roque Dalton

Ante la corte suprema de justicia situada en Antiguo Cuscatlán, el caso de uno de los ciudadanos de la bella Villa de Akulhuakatitlan iba a comenzar.


Omarr Emanuell Guzmán, observó a sus acusadores. No sintió ni el menor rencor contra ellos, los vio y se dijo: "Creo que la única forma para que se calme la tempestad verbal por la cual estoy siendo acusado; seria dejar de usar mis iniciales, pues mis censuradores piensan que constantemente me estoy comparando a Gea, nuestra madre tierra, simplemente porque uso mis iniciales al revés, pienso que ya es tiempo que deje de decir que no creo en Apolo y peor aun, que no existe. Desde ahora en adelante, exaltare su gran nombre y evitare mi proselitismo, pues los creyentes son muchos y me pueden matar."


La verdad, la meritita verdad, Geo estaba muerto, el juicio no era nada real, era un simple sueño, pues los muertos también sueñan y esa era una completa y martirizante pesadilla, a veces pensaba que era Apolo, y a veces su enajenación le ocasionaba visiones esquizofrenias aun despierto o dormido, a veces creía que había resucitado cerca de las Joyas de Ceren en un mundo de ultratumbas, en otras ocasiones era atacado por sentimientos de grandiosidad y se creía Jesús, Sócrates, Satanás, o el cacique Ateotl en la época de oro del Tazumal, a veces creía que era Apolo a pesar que sabia que no existía, entonces adquiría una punga consigo mismo.

Según su pesadilla, el tribunal dicto la sentencia máxima, el séptimo juez hallo culpable a Geo de herejía, traición, sedición y proselitismo. Su pena fue 69 años de reclusión y exclusión solitaria en un asilo para enfermos mentales, bajo el tratamiento del doctor Moritz hasta que este encontrara la forma de que volviera a la realidad y que infaliblemente creyera en el mundo de los dioses, la fe, el cielo y la eternidad.

Antes que concluyera su pesadilla dijo: "¡Si! Que tonto soy, que imbécil, que absurdo y loco, dejare de profanar el nombre de Apolo, y así posiblemente evite este juicio en el que puedo perder la única vida que tengo, Apolo, Apolo, Gran Apolo, ya siento que me dicen: Bebe la cicuta grandísimo hijodelagran$ *#@."

© Omar DLP Guzmán Cruz

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