Fábulilla con Saca

Por Efrain Arevalo

Entré al Cedazo, el famoso prostíbulo migueleño, y el Presidente Saca estaba allí, solo y bostezando, tomándose una cerveza y recostado en la pared; tenía los ojos cerrados o entrecerrados, como los de un miope al que el sol le molesta. Pero era de noche.
-Hola, Presidente – dije tentativamente. Levantó la mano en signo de saludo, estaba cansado y sin carisma. Me dio un poco de vergüenza haberle sorprendido en sus reflexiones, pero al fin de cuenta estábamos en un lugar público.
-¿Qué quieres? ¿Un cargo en las aduanas talvez? Mira que ya voy de salida.
-No, presidente.
Abrió del todo los ojos y me pareció desconcertado, luego se pasó la mano por la frente.
-¿Le duele la cabeza?
-Un poco. Si. Mucha gente, demasiado no me dejan en paz. Y los periodistas a veces publican lo contrario de lo que he dicho. Y luego hoy con la pijiada que nos dio Funes junto a todo el pueblo, no sé a que horas se nos ocurrió poner a Rodrigo Ávila de candidato.
-¿Quiere una aspirina?
-No, gracias.
El lugar estaba desierto, solo un par de muchachas fumaban y conversaban en otra mesa.
-¿Cómo es que anda solo, presidente? Rumiando la taleguiada talvez.
-Ya ves, sentí el deseo de tomarme un parcito para pasar el nudo – y sonrió levemente.
-Pero usted siempre anda con mucha seguridad, guardaespaldas, pues.
-Aja, pero la verdad esos le obedecen más a René Figueroa que a mí. Me siento vigilado.
-¿Por Figueroa? ¿O por el Coena?
-Bueno, mejor hablemos de otra cosa.
-Como de la jodida que nos pegaron los areneros con la dolarización o de los soldados salvadoreños que murieron en Irak o de la campaña chuca que no les sirvió de nada.
-La dolarización fue necesaria y los soldados guanacos en Irak fue idea de Bush.
Terminó de vaciar la botella de cerveza y con un breve ademán pidió la otra.
-¿Usted, toma? Me interrogó.
-No acostumbro tomar con cierta clase de gente; pero en fin, lo acompañaré un momento.
El presidente pidió dos coronas, a pesar de que es un gran nacionalista.
Una de las muchachas trajo las amargas, yo aproveché para darle una nalgada. Ella sonrió, luego se quedó viendo a mi acompañante y salió presurosa a buscar a su amiga.
-Parece que lo han reconocido.
-Ajá, en fin, con tal que no aparezca un periodista con su cámara porque me acaba la oposición. No quiero terminar mi periodo con un escándalo. Lo que más me tiene ahuevado es que le tendré que poner la banda presidencial a Mauricio FUNES.
-No hay nadie, talvez porque es lunes
-Menos mal
-Hay algo que no comprendo, presidente. ¿Por qué eligió este lugar para tomarse este parcito?
-No sé, me habían hablado de él. Creo que fue Chico Merino.
-Dígame, como se siente en Casa Presidencial con un salario de unos $6.000. mensuales más o menos cuando miles de salvadoreños se acuestan sin haber cenado.
-¡Y eso! ¿A que se debe esa falta de apetito?
-Caramba Tony ¿Puedo llamarlo así? ¿Usted es o se hace?
-Mi no comprende. Solo bromeo, ya están aquí las otras muchachas.
-Esa chocha está bien buena.
-¡Que morena! ¡Que cu…erpazo!
-Llámela Presidente. A usted tal vez se lo preste al estilo Will Salgado, de choto. A de ser indocumentada.
-No sé. Ana Ligia se puede dar cuenta. Hoy le toca.
-Yo soy una tumba ¡Chocha!, vení un momento.
-¡Como le mueve! Hola morena, cuánto por el rato?
-Para usted Presidente de choto, la madame dijo que escogiera, pero luego me dan otro DUI.
-OK, pero iremos a otro lado porque….
En eso apareció René Figueroa con Tobar y toda la UMO y se llevaron al Sr. Saca
-Sr. Presidente. Al fin lo encontramos. La primera dama esta preocupada ¿Qué hacía en este lugar?
-Solo quería tomarme un par
-Pero si en Casa Presidencial tienes todo mi amado Tony.
-Pues si, pero…
-Ah, ya le gustó la Chocha a mi también me la recomendó César Funes, que por cierto ya salió huyendo después de la cachimbiada que aguantamos Pero vámonos. Otro día la mandamos a traer
-Vamos pues
Salieron del antro, el presidente todavía con la cerveza en la mano.
Yo tuve que pagar su consumo y además consolar a la Chocha que ya soñaba con tirarse un presidente.